sábado, 7 de mayo de 2011

siete de mayo

Cierro los ojos y veo una terraza llena de plantas, en ella una mujer finge contemplar la ciudad mientras fuma, pero realmente fuma mientras a ratos contempla lo que la rodea. Yo la observo desde la cocina, que es la habitación por la que se pasa a esta terraza. No me gusta que fume, pero también hay mil cosas mías que a ella no le gustan y se aguanta, supongo que en esto consiste el amor. Intento no hacer ruido, no quiero que sepa que esto ahí, me gusta verla cuando esta así, relajada y disfrutando de su cigarro, envuelta en un aura de humo. Me acerco sigilosamente, se asusta y en un gesto rápido entierra el cigarro en una maceta, sonrío y le recuerdo que el humo que la rodea aun no se ha ido, jura que no fumaba, me hace gracia que intente engañarme como si de una quinceañera se tratara.
"Ya son más de las doce". Sonríe y mira su reloj. "Felicidades" La beso y la abrazo, y me siento bien, no se que tienen sus abrazos que hacen que todo este bien, podría estar cayéndose el cielo a cachos que me sentiría bien tan solo con que ella me abrazase. 
Abro los ojos de nuevo, y me inunda el vacío, no hay una terraza, ni una mujer fumando, a lo sumo una ventana entreabierta que da a un patio interior; no hay tampoco abrazos, lo único cierto es que si son mas de las doce, por ello felicidades. 

2 comentarios:

  1. Me has emocionado.
    (Soy Alan).

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  2. Elefantes soñadores25 de mayo de 2011, 15:06

    Abrazar al aire. Descubrir que todos los castillos que han construido no son más que el recuerdo de aquellos que fueron reales mucho antes.

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