jueves, 8 de marzo de 2012

Cuando te digan bacin tu dices presente

Te echare de menos.

Sé que ahora viene una temporada dura, y que nos queda encima una buena, pero me gustaría robarle diez minutos al dolor y a la tristeza para dejar constancia de todo aquello que no dije, o que no dije suficientes veces.
Sin duda alguna lo que más voy a echar de menos es aprender de ti, no me queda otra mira en la vida que algún día llegar a haber dominado la mitad de lecciones que me diste. Porque hay varios tipos de personas los que se molestan en aprender, los que se molestan en enseñar y tú. 
Tú que me enseñaste a que un video con zoom solo se hará con un trípode o con un pulso excelente, que claramente yo no tengo. Tú que me dejaste la mejor herencia del mundo, una hija (para ti y una madre para mí) a la que enseñaste la fuerza de vivir, y sino mírala ahora. Tú que me enseñaste a jugar al parchís, a las cartas, a las damas, y a no desesperarme y comerme el centollo hasta que esté todo en el carro con una gotita de vino blanco.
Tú que me has dejado los rasgos más claros de mi carácter: la terquedad, la nobleza, la mala h.... el gusto por la lectura, el orden caótico, el afán por las cámaras y el comprar dos de todo.
Tú que me enseñaste el orgullo propio, cuando hablabas de mi al resto en mi presencia, pues si tu podías pensar así, como no voy a hacerlo yo.
Tú que te pasabas la semana preguntando cuando iría a verte y luego no levantabas la vista del periódico. A ti que debía darte un beso incluso antes de posar las maletas.
No escribo esto ni para sentirme mejor, ni para quien te conociese; pues quien te conociese sabe todo esto de sobra. Y siento dejarme tantas cosas en el tintero pero tu magnitud no entra aquí.
Y aquí se despide de ti y de los demas este último mono.

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