miércoles, 25 de abril de 2012

supernada

Alli estaba el y su capa por supuesto. Jamas le habia visto quitarsela, ni por un segundo. Bueno siendo sinceros en la intimidad no la llevaba, pero tampoco llevaba nada. El tambien me vio y vino a abrazarme, por lo que me aprete la mia con fuerza; pues el era quizas mas dificil de salvar que el resto del universo, en muchas ocasiones.
Cuando mi supervision y la miopia me lo permitieron, vi que sus ojos estaban cubiertos de lagrimas. No era la primera vez que le veia llorar y tenia claro que tampoco seria la ultima. Le abrace con la maxima velocidad y fuerza que las leyes de la fisica me permitieron.
Pude leerle el pensamiento y saber todo lo que estaba mal. O igual no le lei el pensamiento, simplemente le conocia y sabia que era lo de siempre, se habia vuelto a quedar sin energia para seguir viviendo, y no porque hubiese acariciado un trocito de kriptonita. A el no le afectaba la kriptonita. Ni a el ni a mi. No tenia porque afectarnos realmente no eramos superheroes, siendo sinceros ni siquiera somos heroes. De hecho ni siquieras somos alguien, es como si tan solo fuesemos supernadie.
Aunque casi todas las mañanas ser. Supernadie es mas dificil que ser cualquier tipo de superheroes. Y lo dice alguien que sabe que sobrevivir uno mismo aveces resulta mas dificil que salvar a la humanidad.

lunes, 23 de abril de 2012

Confesiones a la una de la madrugada.


Y entonces lo vi, por mucho que ella diga que le gusto y aunque estrictamente no este mintiéndome, lo que hay entre nosotros jamas tendrá la fuerza y las dimensiones que tiene lo que hay entre ellos dos.
Esa mirada cómplice, esa forma de terminarse las frases, ese refugio que encuentran el uno en el otro, esa risa que inunda el alma de todos los que están a su alrededor (bueno de todos no, que a mi esa risa me desgarra por dentro); todo eso que nosotros jamas tendremos, por mucho que ella me jure que yo he ganado, que necesita que la cuide, que mi mirada la ha enamorado. Aunque haya sido en mi cama en la que se ha metido y a mi a quien ha besado.
Soy yo quien finge no quererla, quien finge ser el duro de los dos, quien dice que solo busca divertirse. Y en cambio es ella quien podría marcharse cualquier mañana de mi cama sin decirme ni adiós, porque se ha cansado de todo esto, porque se ha cansado de esperarme, porque odia no ser el plato fuerte, aunque yo para ella en realidad no sea mas que un entremés. 
Porque yo lo he visto hoy; pero ahora solo puedo esperar a que lo vea ella. Y es que la conozco demasiado, llevo tantas noches en vela observándola que sé que por mucho que diga que necesita que la cuide, al final ella se quedara con el que piense que no podría sobrevivir sin ella, y sin duda no pensara que ese soy yo puesto que yo le he dicho lo contrario. Pero lo que no sabe es que el día en que ella descubra esta enorme mentira y se vaya yo no solo la perderé a ella, perderé la luz que ilumina mi mirada y las ganas de sobrevivir. Pues sin duda alguna y aunque todo esto no pueda decírselo a ella, debéis disculparme pero complicaría mucho las cosas, ella se ha convertido en mi mundo y en mi razón para existir.

sábado, 7 de abril de 2012

Raro

Llevaban siglos queriendo saber que había detrás de aquel chico tan raro. Habia ido toda la vida con ellos al colegio y jamas le habian oido hablar. Los mayores se emperraban en decir que debian entender que aquel niño tenia un problema, que era autista. Pero ellos lo veian mucho mas simple, era un niño raro que no quería jugar con ellos a nada en los recreos.
Ademas les corroía la curiosidad sobre que diantres llevana en aquella mochila y que era lo que dibujaba todo el tiempo. Pues aquel niño jamas habia soltado su lapiz y su libreta. En clase dibujaba, en el recreo dibujaba, si le veian por la calle estaba dibujando…
Por todo esto y porque la curiosidad es muy mala, se juntaron los cinco a la salida del colegio, tenían el plan claro y bien estudiado, mucho mejor de lo que jamas habían llevado la leccion de “cono”,  fuese como fuese tenían que conseguir la mochilla. Para ello, esperarian al raro en la esquina del colegio, donde ningun mayor podria verles.
Eran las cinco de la tarde y allí estaban ellos, en la esquina acordada, a la hora acordada, dispuestos a cumplir el plan acordado. No debian preocuparse porque aparecieran sus padres, pues ya eran mayores, tenian diez añazos, lo cual les otorgaba el beneficio de volver solos a casa, bueno y de tener un movil 3G de ultima generacion.
Y allí estaba el raro y lo que era más importante, su mochila. En cuanto doblo la esquina cuatro rabiosos niños saltaron sobre él, no es que el quinto hubiese sufrido un ataque de moralidad pero no podria pegarle y grabarlo con su Iphone. El raro se defendio como pudo, pero poco pudo hacer contra ocho brazos y ocho piernas que golpeaban sin cesar y tiraban de su mochila. En un momento logro zafarze y correr; pero el mayor de los otros se lanzo sobre él, haciendole caer t¡y provocando que su cabeza golpease el suelo.
Cuando los otros cuatro se acercaron, la mancha del suelo tenia ya un tomaño considerable. Pero el raro no dejaba de agarrar con fuerza su mochila. ¡Maldita sea! Parecia aque niño martir del que les habian hablado en clase de religion. Pero no habían llegado hasta allí para rendirse ahora y de un tiron un poco más fuerte lograron robarle la mochila y huir con ella.
Corrieron hasta el descampado que estaba enfrente de la vieja fabrica de neumaticos. Se sentaron en circulo sobre un monton de ruedas viejas y abrieron su tesoro. Allí dentro no mas que porqueria, o al menos eso vieron ellos. Quizas si el que hubiese abierto la mochila hubiese sido un ojo observador lo que realmente hubiese encontrado hubiese sido arte. Un ojo observador se habría encontrado en aquella mochila una realidad dibujada a carboncillo, cientos de recuerdos, sentimientos y experiencias que habian sabido ser narradas de otra forma. Pero no había sido un ojo observador el que había abierto la mochila, y para un ojo vago alli solo habia porqueria. Pero una porqueria que ardia de vicio.