viernes, 25 de mayo de 2012

Gachicas

Es verano. Estoy en el patio de una casa, sentada en una hamaca de madera. No puedo ir a ninguna sitio, ni tampoco se que más me rodea, supongo que es lo malo de colarme en los recuerdos ajenos. 

Te imagino a ti correteando por este lugar, mientras ries, mientras creces, ¿y aun dudas cuanto de este sitio hay en ti? No se como puedes dudarlo, este patio ya es parte de mi corazón, de mis sonrisas; y ni siquiera lo conozco. 

Sea como sea si este patio habita menos en ti de lo que lo hace en mi, o si ni siquiera es parte de ti porque nuevos y mejores patios le han usurpado el lugar, benditos sean esos maravillosos sitios pues benditos y maravillosos han de ser si tu eres su reflejo.

Por supuesto que no eres ya solo un reflejo de ese lugar de cuyo nombre no quiero acordarme, y que tu alma florece poco a poco cual cerezo en marzo. Pero por encima de todo tu siempre seras tú, por encima de las etiquetas (da igual las viejas o las nuevas), por encima de los cambios de amistades, de los nuevos lugares, de las nuevas comidas, y de las nuevas aficiones. Por encima de todo ello tu siempre seras quien cego mi universo con su luz, con su pureza y con su felicidad. Y es que tu esencia es facil de definir ciento noventa y cinco centimetros de tio que adora los atardeceres en Trafalgar Square. Y espero ciento noventa y cinco centimetros de gachicas para mi♥

miércoles, 2 de mayo de 2012

pares o nones

Observo el rosal, tenia cinco maravillosas rosas rojas. Cinco nada mas y nada menos que cinco. Cinco era un numero impar, no le gustaban los números impares; y eso que ella siempre había sido un numero impar. Ella era un uno. Al principio había surgido como parte de un dos "papá y mama"; pero claro al aparecer ella ya eran tres, tres también es impar.
Fue creciendo poco a poco pero en clase siempre fueron diecisiete, salvo una en que fueron quince y otra en que fueron veintiuno, pero ambos tres son impares. Incluso el numero de variaciones era impar, tres. Luego vino la facultad pero allí eran demasiados y nunca estaban todos así que resultaba imposible saber si eran pares o nones.
Es cierto que durante esa época conoció a alguien y fueron dos ¡Y dos no era impar! Pero que poco había durado la paridad, antes de que pudiera darse cuenta ya eran tres. Y de ser impares ella preferida ser un numero pequeño, así que volvió a ser un uno.
Lo malo de los impares es que resultan tan incómodos. Tres no caben en la acera o debajo de un paraguas; cuatro tampoco pero pueden colocarse de dos en dos. Ser un uno era tan aburrido.
Y allí estaba aquel cruel rosal recordandole que ella no había nacido par; pero que tampoco sabia vivir siendo impar. Y en ese instante mientras miraba las cinco rosas se dio cuenta de la solucion, solo habia una (curiosamente el numero de solucion a su imparidad tambien era impar) ella debia ser un cero, ni par ni impar, simplemente no existir.