jueves, 24 de marzo de 2011

Idiot

-Maldito idiota- Farfulló para sus adentros
-¿Se puede saber que ha pasado ya?
-Nada a lo que no este acostumbrada, no le has visto pasar a mi lado y ni siquiera mirarme.
-Ignóralo anda:. L, no te comas el tarro, sabes que es lo de siempre, la misma mierda, no te emperres en revolverla.
-Como quieres que lo ignore, estoy jodidamente enamorada de Él, y no se a que cojones juega conmigo. -Era cierto, estaba fatidicamente enamorada de Él, incluso yo podía ver el dolor que emanaba de su rostro. Y me dolía tanto, me desgarraba por dentro, porque yo la amaba con todo mi ser- Supongo que para Él yo solo soy un puto polvo ¿no?
Odiaba cuando me hacía esas preguntas porque me hubiese gustado decirle que si, que no la merecía que se fuese de allí lo más rápido posible, pero la amaba y sabia que aunque lo odiara era mentira, Él estaba tan enamorado de ella como yo.
-Sabes que no, sabes que te quiere.
-Pues quien lo diría, porque finge lo contrario de miedo.
-L, sabes de sobra que si Él no fuese así, tu no te interesarías lo mas mínimo por él.
-No es cierto, yo también quiero a alguien que me cuide y me trate bien ¿sabes?. No, no pongas esa cara de escéptica. El problema esta en que aun no he encontrado a ese alguien ¿vale?
Cuando decía esas gilipolleces que encima se creía no sabía si darle un beso o una paliza  por cínica embustera. Pero quien era yo para juzgar su cinismo, yo que fingía ser su amiga sin confesar que vivía locamente enamorada de ella desde que eramos dos niñas.
-Creo que Él no es el único imbécil. Tres putos idiotas L, somos tres putos idiotas.

martes, 22 de marzo de 2011

Distrust...

Me había convertido, en ese tipo de personas cínicas y grises; que pierden toda su confianza en los que le rodean, en el mundo exterior, en definitiva; en el ser humano.
No es que me gustase ser así, para nada, pero estaba harta de llevarme desilusiones, así que, ese cinismo, era tan solo mi escudo protector. Aun así, aveces me llevaba gratas sorpresas; que hacían que incluso, llegase a cuestionarme si el mundo estaba tan perdido como yo pensaba.
Por eso, cuando aquella señora me regaló un par de consejos y de pañuelos, me sentí alagada, a la par que triste. Pues yo me había conformado con sobrevivir, con estancarme en mi vacío. Disfrutaba quejándome, mirando con asco todo aquello que me rodeaba. Y por ello, no solo había dejado de iluminar a los demás con mi luz, sino que había conseguido tapar la suya.
La mire con dulzura, le agradecí los consejos, y volví a irme con una novedosa gota de esperanza. Me sentía bien, dispuesta a volver a confiar en el mundo exterior. Y entonces lo vi, vi a dos niños insultando a una pobre anciana,  a una señora vaciando el cenicero de su coche en medio de la calle,  a un joven en skate que tiraba su lata al suelo, y un bus lleno de gente, donde nadie le cedía el sitio a la anciana, a una chica con un carricoche a la que nadie ayudaba... Y olvide, olvide confiar,  olvide a la anciana de los sabios consejos, y sobretodo, olvide encender mi bombilla y alumbrar a los demas.

viernes, 18 de marzo de 2011

Loving u

Abres la puerta, te beso. Ni siquiera, te dejo que saques las llaves de la cerradura. No hay tiempo. No puedo esperar. Te ríes, me separas, entramos, no dejo de besarte (cuello, labios, oreja..) Te quieto la camiseta y me empujas sobre la puerta. Me desabrochas la blusa, dejando mis pechos al aire, me besas y vas bajando, tu lengua juega con mi pezón, no puedo más, me encanta.
Te beso yo a ti, tu barba me hace cosquillas. Voy bajando por tu torso lentamente, mientras desabrocho tu pantalon. Sonries divertido, porque sabes cual sera el proximo sitio donde se posaran mis labios. Entonces sonrio y vuelvo a subir hacia tu cuello, me gustan las sorpresas. Mientras tu tambien has desabrochado mis vaqueros y tu mano busca sin dudar, sabiendo perfectamente donde y como tocar.
Te llevo hasta la cama, me empujas y te tumbas encima de mi, ya estamos completamente desnudos. Me guardo para mi cada una de las sensaciones que me ofreces, tu piel rozandose con la mia, mis piernas enredandose en las tuyas, y es que ya no podria decir donde acabo yo y donde empiezas tu. Gimo. He llegado. Lo notas, sobretodo por como se clavan mis uñas en tu espalda llegados a este punto. Me besas. Respiras relajado y te tumbas junto a mi, te beso. Calma. Te duermes. Me visto para irme; pero antes me acerco a la ventana, los cristales estan empaños, asique aprovecho y dibujo un corazon.

domingo, 13 de marzo de 2011

Sickly

Aquel hombre me revolvía las entrañas, su olor desagradable y nauseabundo, como si del alcantarillado hubiese salido, me provocaba unas horribles arcadas. Y no es que fuese yo precisamente delicada de estomago, a fin de cuentas, en este trabajo no puedo uno serlo.
Acostumbra a venir al menos una vez al mes, le iba variando de chica y de habitación pues realmente lo sentía por ellas, sus caras enfermizas cuando se iba, daban verdadera pena, pero pagaba bien y no estaban las cosas como para tirar el dinero. Se que hay gente que podrá no creer que lo sintiese por mis chicas, pero a fin de cuentas en su momento, yo también estuve en su lugar, se lo que puede ser compartir cama, con semejante personaje. Me respigo solo de recordarlo. Pobres criaturas verlas ahí, semidesnudas, vomitando y llorando por lo que acababan de hacer, mientras yo contaba el dinero y les daba su parte, que como ambas sabíamos tan poco compensaba. Pero que tanto necesitaban, hasta el punto de trabajar en aquella inmundicia, para alguien tan horriblemente egoísta y despreciable como podía parecerles yo.

sábado, 12 de marzo de 2011

Who cares?

Mientras degustaba un sabroso plato de salmón y como telón de fondo escuchaba las noticias, pude escuchar una que no llego a cautivar del todo mi atención, o por lo menos no  más de lo que lo hacia El Tiempo o incluso menos que los anuncios. Trataba sobre el calentamiento global, sobre el inminente deshielo de los polos, sobre las subidas del nivel del mar, sobre la gran cantidad de especies en extinción... Lo escuche sin darle importancia alguna, ni cambie el canal ni atendí a lo que decían, simplemente seguí escuchándolo, al igual que oía aquella persistente tormenta, que chocaba contra mi cristal, amenazando con romperlo.
Alguien entró y me dijo “¿Has oído las noticias? Estamos destruyendo el mundo” Una de todas aquellas palabras adquirió mayor escala en mi fuero interno. Estamos. ¿Estamos? eso me incluía a mí, pues eso sí que no.
Que le importaba al mundo lo que yo hiciera o dejara de hacer. Que le importaba que yo tirara de la cadena por el simple hecho de oír el agua correr. Que le importaba a nadie si yo me daba duchas de tres horas o de tres minutos. Que le importaba al mundo si yo iba en pie o en coche al trabajo. Que le importaba, si yo podía permitírmelo.
Así que decidí apagar a aquel juez cuadrado. Pero antes de que lo lograra, otra frase se apodero de mí “recuerda tu puedes permitírtelo, España no”. Me quede dubitativa al oír aquella frase, ¿Cuánto de ella me importaba?, nada, simplemente se debía a que era la respuesta a una idea no expuesta, solo eso. Que me importaba a mi, si el país podía permitírselo o no.
Así que de un portazo me fui, baje al garaje y cogí mi coche para dar un paseo. De repente me entro una enorme sed con lo que me acerque al supermercado más cercano para comprar un botellin de agua, al acabarlo, le di una patada y lo deje tirado en medio de la calle, mientras escuchaba las criticas de los que habían visto mi acción, me subí al coche y me fui. Con la suerte, de que justo fui a lanzar mi chicle por la ventanilla, delante de un grupo de esos fastidiosos verdes, que se pusieron a gritarme de todo.
Cuando llegue a mi casa, empecé a pensar la forma de librarme de esos engorrosos comentarios de mis vecinos, con la buena suerte de que leí en el periódico un anuncio que decía:
“Un grupo de ciudadanos reúne dinero para ayudar a la reforestación del Amazonas. Interesados acudir mañana de 11 a 6”
Por lo que al día siguiente me acerque a dejar mi colaboración done trescientos euros no estaba segura de si sería bastante pero por lo visto resulto serlo. Desde ese día, todos mis vecinos me tienen como una persona preocupada por el mundo. Ya a nadie le importa si abandono mis botellas en el monte, o si apago mis colillas contra un árbol, ahora soy libre de críticas.