domingo, 29 de mayo de 2011

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Me asomo a la ventana y enciendo un cigarrillo, necesito fumar. Estoy cansada del bombardeo de noticias que nos agobia, y todas con el mismo sentido que las anteriores. Estoy harta de toda esta maldita decadencia y de vivir en un completo absurdo. Soy incapaz de soportar un minuto más, toda esta sarta de propaganda recauchutada para que me guste, pues que sepan que no lo hace, no me gusta ni un ápice. Cero. No se crean que por mandarme una carta a mi nombre, y un par de invitaciones a distintos actos voy a cambiar mis opiniones. Sigo fumando.

Suena el móvil, no se quien puede ser a estas horas. Es un mensaje. “Te acabo de ver en la ventana fumando, ¿Tú nunca duermes?” Corro hacia la ventana y miro en la calle no hay nadie ya, solo se ven doscientos cincuenta millones de posters de esos, que han empapelado la ciudad vendiéndome diversas motos. Maldita sea, encima de bombardearme la cabeza, toda esta propaganda me ha puesto de tan mal humor, que ni siquiera te he visto pasar por debajo de mi casa. Ahora ya es algo personal.  

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