-¿Y yo?, ¿Cómo soy yo?
-¿Tu? Tu eres incluso más increíble, si cabe. Allí yo estoy completa y perdidamente enamorada de ti, y lo que es peor aun lo sabes. A tu manera, creo, que tu también lo estas de mi.
-Espera, ¿Como puede ser un lugar de tu imaginación y no saber tu todo lo que allí ocurre?
-Porque como ya te había explicado, aquello tan solo es una exageración de todo esto, y aquí tampoco sé si lo estas.
-Bueno, pero sigue, sigue, cuéntame más de mi.
-Cada uno de tus gestos vive allí, y es repetido una y otra y otra y otra vez, hasta que carecen de sentido y ya no se si son reales o completas ensoñaciones mías. Allí hay un museo donde guardo cada una de tus sonrisas, aunque también hay una pequeña sala donde guardo algunas de tus lagrimas, pero no suelo entrar, me pone triste. Lo bueno de allí, es que puedo tirarme horas y horas mirándote y no dices nada, nunca te quejas, tan solo me miras con esa cara picara tuya que tanto me gusta y sonríes divertido al verlo, supongo que te hace gracia ver lo muy enamorada que estoy de ti.
-Vaya pues según cuentas parece un sitio bonito.
-Es normal que lo parezca, porque solo te he contado las cosas bonitas. Pero no todo es así, a veces te olvidas de que existo y entonces me quedo sola y dentro de una neblina asfixiante. Y otras veces estas ahí, pero casi sería mejor que no lo estuvieras, ya que solo me causas un daño horrible.
-Vaya, lo siento
-Nada, no te preocupes, digamos que tu eres un poco como el tiempo, aveces hace sol, aveces llueve.... pero aun si, sigo saliendo todos los días a la calle.
-¿Y últimamente ha llovido mucho?
-No, no demasiado. Además últimamente acostumbro a llevar paraguas.
-¿Estas hablando de él?
-Si.
-¿También está él allí?
-He dicho que estáis todos allí.
-Esperaba que él no estuviese.
-Él es tan parte de aquello como cualquier otro o quizás más. Él es mi isla en un océano en tempestad. No puedo imaginarme ese lugar sin él, sin sus abrazos, sin sus besos, sin sus caricias.
-Así que supongo que también estas enamorada de él, por lo que me cuentas.
-No, no estoy enamorada de él o al menos no de la forma en la que lo estoy de ti. Me gustan sus abrazos y la forma en la que apoya mi cabeza en su pecho, y como posa la suya sobre mi hombro, o sus besos, su forma de mirarme. La comodidad que me proporciona. Supongo que de lo que estoy enamorada, es de la seguridad que me da. En cambio mi primer y último pensamiento de cada día son para ti. Puedo imaginarme un mundo sin su seguridad, solo con los riesgos que tu conllevas, pero no al revés. Pues ¿para que quiero seguridad en un mundo ya seguro?
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