jueves, 16 de junio de 2011

little bell

Estaba completamente desnuda, bueno no completamente, de su cuello colgaba aquel extraño cascabel, que emitía un sonido precioso con el deslizar de su cuerpo, como si fuera lo que aquella escena necesitaba. Él aun llevaba los pantalones, pero ya no llevaba camiseta. Por eso cuando ella se tumbo sobre Él, empujándolo sobre el sofá, pudo notar el frió del metal sobre su propio pecho. También noto lo caliente que estaba ella. Noto sus pechos muy pegados a su torso, y la beso.

Ella levanto la cabeza, para que Él pudiera ir bajando lentamente por su cuello, y con aquel rápido movimiento, la atmósfera entera volvió a cargarse con los sonidos del cascabel.

Mientras la besaba se fijo en él. Era una preciosa esfera de oro blanco, y por toda su superficie llevaba grabados diversos nudos gordianos, que iban aumentando su tamaño según se acercaban al ecuador. Dejo que ella lo besara, y aprovecho así para concentrarse solo en las notas que aquellos pequeños cascabeles producían al chocar dentro de aquella fría y preciosa esfera.

Y sin darse cuenta ya estaba dentro de ella, la escuchaba gemir, pero por encima de sus gemidos, de los de ella y de los suyos propios, seguía deleitándose con aquel precioso cascabel, que iba rodando entre sus cuerpos sudorosos.

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