jueves, 3 de marzo de 2016

Pagafantas

Cuando abrió los ojos la vio, ella estaba aun dormida. Pero estaba preciosa. Con el pelo extendido sobre su cama. Siempre era tan preciosa. O seria la forma en que la miraba, de cualquier modo aquella chica tenia algo especial. Lo había sabido siempre, desde el primer instante en que la vio. Pero ahora estaba ahí en su cama, completamente dormida y llevando como pijama una camisa suya. 
Entonces ella abrió los ojos y al verle se sonrojo. 

-Lo siento, había olvidado donde estaba. Gracias por anoche. Gracias por dejarme dormir aquí. Necesitaba un amigo.

Y ahí estaba, la palabra envenenada: amigo. Eso es lo único que era el, su amigo. Y nunca seria nada más. Anoche se habían vuelto a emborrachar y había estado apunto de besarla, pero iban demasiado borrachos. Pero aquí estaban ahora, despiertos y sobrios. 
Dios mio como alguien podía estar tan sexy recién levantada. Tenia los ojos aun vidriosos de sueño, las mejillas rosadas del calor de las mantas y los rizos revueltos, pero aun así era terriblemente sexy. 

-Creo que necesito un vaso de agua, voy hasta la cocina, vuelvo ahora mismo vale. No no no tu no te muevas, bastante has hecho con dejarme dormir en tu cama. -Ahí estaba aquella piel blanca reluciendo por debajo de su camisa azul. -¿Tu quieres algo? -Entonces al darse la vuelta para irse se dio cuenta de que la camisa no la tapaba entera y podía ver parte de sus minúsculas bragas de gasa azul marino. Aquello ya estaba siendo demasiado. Pasaba dormir juntos, pasaba despertarse juntos, pero tenerla revoloteando por su habitación prácticamente desnuda era demasiado incluso para él.

-Dios que falta me hacia el agua. ¿Porque me miras así?
-¿Asi como? ¿Como se supone que te miro?
-Como si fuera una tostada que vas a desayunarte.
-Bueno la verdad es que encantaría comerte entera ahora mismo.
-¿De verdad has dicho eso? ¿Enserio, tan cutre eres? -Dijo riendose mientras se quitaba la camisa y se sentaba sobre el.

Y ahí estaban por primera vez, aquellas dos maravillosas tetas dándole los buenos días.  

-¿De que mierda vas?-Gruñó mientras respiraba agitadamente debido a las circunstancias.- Durmiendo en mi cama, revoloteando por mi cuarto en bragas, poniéndome las tetas en la cara y sentando te sobre mi rabo... No se de que mierda vas pero no me gusta .
-¿Seguro? No me había dado cuenta- Dijo sonriendo mientras su mano jugaba por debajo de los pantalones de él.
-¡Para! O vas a arrepentirte.
-¿Pero si paro no te arrepentirás tu? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario