jueves, 27 de enero de 2022

Sombras de luz

Siempre me habían gustado mas las noches que los días, pero allí sentada no tenia duda de cuál era el momento que mas me gustaba. Bajo la luz de la luna distinguir sus sombras era mucho mas sencillo que durante el día, con todo aquel ruido y tanta prisa. 
Allí donde los segundos no corrían, allí sabia que el único peligro que corríamos era el de ser sinceros. Aun así debía tener en cuenta que la sinceridad era como la dinamita, dependiendo de las manos en las que estuviera podía ser muy buena o hacer mucho daño. 
Observe como soltaba el humo. Despacio, con calma, como si le costase deshacerse de el. Me encantaba verle fumar, tan relajado, tan distraído sin importar nada mas que aquella calada por un instante. Esos eran los momentos que me gustaban cuando solo importaba el instante, sin pensar a donde íbamos ni de donde veníamos.
Supongo que era así porque cada día estaba mas rota. Primero me rompí por completo pero al menos sabia donde iban los trozos, pero con el tiempo se me fueron olvidando como encajaban y ya ni sabia volver a restaurarme. Tenia la impresión de que si lo hacia acabaría como un horrible mister potato en manos de un niño travieso. Y eso asustaba, asustaba de verdad. 
Pero allí de noche, donde no importaba nada mas que el reloj, mi único enemigo recordándome con su tic tac que la noche se acabaría y volvería a ser el mismo juguete roto de hacia 12 h; allí en aquel justo instante solo importaban las palabras y el humo. Allí en ese instante incluso creía que yo podría reconstruirme y ser quien yo quisiera ser. Se habría acabado ser quien otros querían que fuese, quien otros creían que era, tampoco importaba quien yo quería ni debía ser. Simplemente seria yo. Tan rota como estaba y eso dejaría de ser un problema para ser una virtud. 
Le escuchaba hablar, y de cuando en cuando miraba de reojo el reloj. Con cada palabra era mas yo, con cada minuto estaba mas hecha polvo y sabia menos quien había sido. 
Asique simplemente me acomode en el sofá y seguí escuchándole hablar, dejando que sus palabras me inundaran cual droga, si iba a reconstruirme que importaba si me rompía un poco mas aun. Y si mañana seguía siendo un juguete roto, acaso iba a importar un trozo mas o menos. 
Inhale el humo de mi cigarro, cerré los ojos e intente que al expirar solo se escapara el humo de la ultima calada pero no quería que sus ultimas palabras se fueran también. Entonces deje de escuchar nada, solo sentía aquel humo saliendo por mi garganta y aquella tranquilidad quedando como un bálsamo en mi piel. Entonces abrí los ojos y le vi, mirándome en completo silencio, absorbiendo por cada poro de su piel mis gestos, mis emociones, intentando hacer suyo hasta el humo que yo desperdiciaba, y me di cuenta de que quizás el también estaba tan roto como yo. O quizas yo siempre habia estado tan intacta como el, solo que me moria por romperme para poder construirme de cero. Para dejar de ser quien me habian dicho que era y poder al fin ser tan solo yo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario